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Anthony Twig Wheeler

Una entrevista con Anthony Twig Wheeler de “Liberation is Possible”  ::  Traducción por Rafael Paiva

Hoy entrevisto a Anthony Twig Wheeler. Twig anhela ser un participante más en el esfuerzo de renovar, recuperar, redescubrir y revitalizar el espíritu humano, al mismo tiempo protegiendo y promoviendo una perspectiva de bienestar. Twig atiende tanto al público general como a profesionales, mediante:

∙ Traducción de la ciencia del estrés y el trauma a ideas que todos pueden entender.
∙ Ofreciendo sesiones, consultas y presentaciones expertas sobre terapia de Experiencia Somática.
∙ Identificando formas culturales que trabajan con, y no en contra de, nuestra naturaleza humana.
∙ Produciendo entretenidos trabajos de arte y comentarios que respaldan la posibilidad de liberación y bienestar.
∙ Ayudando a puntualizar las grandes preguntas sobre la dirección y las consecuencias de las sociedades modernas y cómo podemos protegernos a nosotros mismos de sus dificultades.

Puede aprender más acerca de Twig y toda su cartera de proyectos en http://www.liberationispossible.org y https://www.se-reflections.com.

Hablamos sobre las consecuencias de volverse agricultores sedentarios, del estrés traumático y de la desregulación. La Experiencia Somática, la importancia de la titulación y la historia personal de Twig acerca de encontrar la forma de sentirse mejor.

Durante la entrevista, se mencionaron las siguientes fuentes:

Transcripción

Ryan: Bien. ¡Bienvenido Twig! Gracias por estar aquí conmigo y hablarme un poco sobre tu trabajo.

Twig: El placer es mío, Ryan.

Ryan: Bueno, para comenzar no quiero presentarte directamente, ¿qué te parece si te describes a ti mismo? Solo quería preguntarte quién eres y en qué estás involucrado en la actualidad.

Twig: Seguro. No siempre es la conversación más sencilla para mí. Siento que soy una de esas personas que no tiende a hablar tanto de sí mismo. Pero realmente lo que hago a veces resulta un poco confuso, incluso para mí mismo. Con respecto a mi trayectoria, he dedicado los últimos quince años a la modalidad de trauma de Experiencia Somática (Somatic Experiencing). Y me inicié en esa línea de trabajo a principio de la década de los 2000, más como un activista social y activista ecológico, mirando cosas que evitan que la sociedad cambie por cuenta propia. También me dediqué a la terapia corporal (body work), lo cual me llevó a la parte de entrenamiento.

Me interesó particularmente ese entrenamiento debido a sus ideas sobre cómo funciona el sistema nervioso de los mamíferos y de los humanos, y cómo eso puede influir o desafiar el panorama de cambio, como cambiar nuestras creencias o nuestras actitudes o incluso nuestros estados emocionales. Y mi trabajo principal en estos momentos es trabajar con quienes practican ese tipo de actividad – terapistas, profesionales clínicos – o educar a otros terapistas y médicos clínicos acerca del tema para que puedan involucrarse en el área. Y tengo mis aspiraciones personales y mi rumbo hacia compartir la información con el público general cuando existe la oportunidad y de cualquier manera que pueda hacerlo. Así que me catalogo a mí mismo como una persona de la comunicación y un animador cultural, una persona que estimula la cultura para considerar opciones que aún no hemos desarrollado.

Ryan: Ok. Ya mencionaste un poco esto en tu respuesta, pero si pudiéramos volver a cómo fue que terminaste involucrándote más en este tipo de trabajo. Sé que has compartido en tu podcast y en otras entrevistas que has tenido, parte del desaliento que experimentaste cuando eras más joven en cuanto a nuestra cultura y hacia dónde nos dirigíamos, e imagino que eso ha sido parte del motivo. Pero, ¿qué fue lo que realmente te impulso a interesarte en esto en primer lugar?

Twig: Así es. Por algún motivo, desde que era joven me ha preocupado mucho, quizás demasiado, el mundo, el estado de las cosas a nivel mundial y su impacto en las personas, en los animales y en la biósfera. La biósfera fue algo que estuvo en mi consciencia durante mi adolescencia. Pero antes de ello, por alguna razón me afectaba mucho todo aquello que perjudica al mundo. Creo que fue mucho tiempo después que me di cuenta que yo mismo había pasado por varios de esos males. Así que en ese momento sentí una conexión.

De cualquier modo, estuve trabajando por mucho tiempo como un activista de vanguardia altamente dedicado en el Noroeste del Pacífico durante mis 20 años, y lo que me impulsaba realmente era ira y preocupación sobre las cosas, así como un complejo trastorno post-traumático que aún no había reconocido y que mantenía en mi cuerpo, en mi propio organismo. Y ya cerca de mis 30 años comencé a – diría yo – reducir mi contacto con las personas. Me estaba distanciando mucho y estaba bastante tenso. No era una persona fácil de tratar, era una persona enojada. Además intentada descifrar qué podría ayudarnos a aplacar nuestras mayores preocupaciones – el calentamiento global, la deforestación, la desigualdad racial y social. Así que en mi viaje, en mi búsqueda, realmente estuve trabajando mucho en el origen de la civilización, en el origen de la cultura de sedentarismo, de las sociedades sedentarias y en su impacto en el planeta. Eso me condujo a una variedad de críticas de cómo son las cosas, la manera en la que funcionan y por qué son así – críticas sociales, críticas raciales, críticas económicas, críticas de clases…

Y en alguna parte del camino, con un interés general en las cosas naturalistas, comencé a darme cuenta que las especies involucradas en todos esos problemas – económicos, raciales y de ese tipo también están involucrados – es organismo como tal, la especie humana. Entonces comencé a preguntarme si no existía en cada uno de nosotros una predisposición en el sistema nervioso o psicológica asociada que reforzara los retos del mundo. Y eso me condujo a la escuela de masajistas, donde realmente pensé “Oh, allí es donde aprenderé acerca del sistema nervioso y quizás consiga un alivio personal y pueda ayudarme a mí mismo.”

En la escuela de masajistas conocí el libro “Despertando al tigre” (Waking the Tiger) de Peter Levine, que aún hoy considero – a pesar de que su lectura es muy sencilla – como un trabajo muy importante que definitivamente cambió mi mundo. La noche en que leí ese libro, me di cuenta que había conseguido una respuesta central a la pregunta que estaba buscando de por qué no podemos cambiar la individualidad y la colectividad, por qué tenemos un problema haciéndolo. Y al poco tiempo estaba recibiendo entrenamiento de Experiencia Somática (Somatic Experiencing). Poco tiempo más tarde me convertí en un investigador de esa rama y abogaba por ella. Volví a la escuela para hacer todo el trabajo y estudio científico de base pertinente, de forma que pudiera asegurarme de que no estaba involucrándome en un culto, como inicialmente pensaba. Además recibí el trabajo personalmente, y en ese momento no sabía lo mucho que iba a necesitarlo. Descubrí lo perturbado que estaba cuando entré en contacto con lo que significa estar traumatizado, lo que significa tener estrés acumulado en el sistema nervioso y cómo afecta nuestro comportamiento.

Ryan: Bien. De cierta forma, tu propia participación en ese estancamiento que describías y ese sentimiento de desesperanza que tenías – también comenzaste a darte cuenta de tus propios desafíos personales de cierta forma.

Twig: Y en ese entonces realmente no estaba muy al tanto de ello. Tenía claro lo que estaba mal con el resto del mundo. Tenía muy claro cuál era el problema de la sociedad, estaba muy al tanto del motivo de mi justa indignación, y conocía perfectamente mi posición y la de mi pequeño grupo de afinidad con respecto a cómo debía cambiar el mundo. Sí. Y todo eso fue amablemente presentado ante mí por Chellis Glendinning, autora de “Mi nombre es Chellis y me estoy recuperando de la civilización occidental” (My name is Chellis and I’m in Recovery from Western Civilization). También escribió “Fuera del mapa” (Off the Map) y “Cuando la tecnología lastima” (When Technology Hurts). Fue una autora del movimiento feminista neo-Ludita de los años 80 y 90, muy influyente para el campo de la eco-psicología y afines. Y estaba al tanto de su trabajo cuando tuve contacto con el hecho de que algo andaba mal conmigo mismo. Fui a verla en Nuevo México para un trabajo de terapia y me ayudó a ver que no iba a aportar mucho al mundo si yo seguía siendo tan caótico e inestable.

Ryan: Excelente, así que tu enfoque comenzó a centrarse cada vez más en tu propio organismo y cómo partir de allí.

Twig: Realmente ayudó a eso, sí. Importaba. Logró eso. Yo hice eso. Comencé un “viaje de sanación”, como lo llaman. A pesar de que al principio estaba reacio a hacerlo, al final lo asumí, me comprometí con mi cuidado personal, que hasta ese momento había menospreciado cuando alguien decía que era un tema importante. Invertí mucho dinero en terapia. Me vi reducido y eventualmente dejé tomar información del mundo, particularmente de la prensa radical y de la crítica con la que me había involucrado, para evitar que la nueva información me llegara y me causara más sensación de amenaza. Con solo leer el periódico, explotaba haciendo un análisis histórico de lo que significaba, y eso no me estaba ayudando. Por un tiempo, dejé todo eso – por varios años. Así que tomé un entrenamiento para convertirme en terapista y, a su vez, recibí una terapia exquisita durante varios años antes de vincularme nuevamente con el mundo.

Ryan: Así que hablas un poco sobre, quizás, algunas de las formas en que nosotros en la comunidad de Experiencia Somática pensamos sobre diferentes formas de procesamiento, diferentes formas de conocimiento, diferentes formas de experiencias, diciendo que – intelectualmente, a nivel analítico, te sentiste muy en línea con todo eso. Pero en otro nivel, tu sistema realmente no estaba tolerando esa información.

Twig: Así es, realmente no la toleraba. Y puedes estar – yo lo he hecho – completamente disociado de sus ramificaciones en tu condición de persona. Es decir, yo sabía que estaba molesto y sabía que tenía una indignación. Sabía también que me importaba y que quería que las cosas fueran distintas. Pero no me di cuenta que tenía tanta tensión, que mi dificultad para ir al baño era una señal de lo mucho que mi sistema nervioso estaba envuelto y herido; que mi digestión y eliminación, que mis patrones de sueño, que mi uso de drogas, que mi constante atracción hacia situaciones peligrosas – ya sean encuentros con la policía o evitar encuentros con la policía, o cosas de ese tipo, simplemente una atracción constante al peligro – eran lo que ahora describo como una recreación de asuntos anteriores que aparecieron durante mi infancia abusiva.

Ryan: Es decir, existen muchas modalidades de trauma. Y como ya mencionaste, hay muchas vías diferentes que se pueden tomar a nivel profesional, por ejemplo, para explorar el impacto de todo lo que ya nombraste. ¿Qué parte del trabajo de Peter Levine y de la Experiencia Somática fue la que consideraste particularmente importante de escuchar y que tuvo una influencia tan fuerte?

Twig: Principalmente, la apreciación y el reconocimiento de Peter por la naturaleza de los animales salvajes. Una de mis críticas a los humanos y al modernismo es que hemos perdido el camino de nuestra conexión con nuestro pasado ancestral, y el hecho muy real de que nuestros ancestros no vivieron con tantos problemas como nosotros hoy en día, que las comunidades de cazadores y recolectores vivieron con igualdad y un férreo igualitarismo, resiliencia propia y capacidad e interconexión, pero manteniendo su habilidad de satisfacer las necesidades y metas diarias de una forma muy pro-social y recíproca. No era una cuestión de esconderse todo el tiempo. Era vivir en paz con el mundo, con este hermoso planeta. Y ahora estoy consciente de ello, de que estaba conmigo desde hace mucho tiempo.

He adoptado las habilidades de forma de vida ancestral desde mis veinte años. Así que sabía cómo vivir en el bosque de forma simple, sin todas las cosas que compras en la tienda. Pero el sentido de asentarme realmente nunca… es decir, me asentaría, pero no sería de la misma forma en que entiendo el concepto de asentarse ahora. Tenía esta apreciación general de los humanos como animales y una insistencia de que necesitábamos recuperar eso. Luego me topé con el trabajo de Peter, que fundamentalmente se basa en reconocer la similitud entre nuestro sistema nervioso y el sistema nervioso de nuestros ancestros, así como el sistema nervioso de otros animales salvajes que nos rodean, y pude ver que explicaba la dinámica del estrés y los patrones de estrés traumático. Y lo hizo de una forma muy simple en “Despertando al Tigre”, así como también lo ha hecho en otros trabajos.

Simplemente tomando como ejemplo los animales salvajes, quienes a pesar de que constantemente se ven amenazados en situaciones de vida o muerte en las fauces de un depredador, si el encuentro no termina siendo mortal y logran escapar, existen mecanismos o patrones del sistema nervioso de todos los mamíferos que están a la espera. Están latentes. Solo esperan la oportunidad de completar esa respuesta al estrés, esa reacción ante el peligro, esa reacción de supervivencia a la amenaza y más o menos atravesar ese peligro sin “quedar traumatizados”, sin tener un sentimiento prolongado, cognitivo o no, de que el peligro es persistente. De hecho, puede ocurrir exactamente lo contrario: animales que pasan por peligros extremos y terminan escapando con éxito se sienten más capaces y más fuertes por haber superado ese reto. Pero no fue el caso de lo que me ocurrió. Superé varias dificultados y sentí que estaba cargándolas todo el tiempo. Peter, al reconocer que somos animales y que nuestra herencia mamífera nos da un camino para el estrés traumático, fue la razón por la cual quise enfocarme tan profundamente en esta dirección.

Ryan: Entiendo. Sin embargo, la paradoja es que pareciera que muchos de nosotros, los seres humanos, no sentimos que tenemos acceso a esa capacidad que describe Peter Levine y que es observable en otros animales, en otras especies. Y es por eso que tanta gente se nos acerca buscando ayuda.

Twig: Es cierto.

Ryan: Entonces, ¿por qué ocurrirá eso? ¿Por qué a los humanos de alguna manera les cuesta más aprovechar y acceder a esas mismas capacidades o mecanismos?

Twig: Es una muy buena pregunta. Es la principal pregunta por la que volví a – la forma en que se hace: vas a la universidad y planteas la pregunta que intentarás responder. Y ese fue el tema central de “mi investigación”, de mi trabajo. Quería intentar nombrar parte del origen de cuál es la causalidad o cuál es la historia que originó el estrés traumático en la especie humana. Teniendo en cuenta la propuesta general en Experiencia Somática que compartimos, al igual que otros mamíferos: mecanismos inherentes a nuestra biología que dictan que al ocurrir algún evento peligroso, si sobrevivimos a ese peligro, deberíamos superar la reactividad de ese peligro que le diría a nuestro sistema nervioso que el peligro sigue ocurriendo. O al superarlo, le diría que es algo que se nos presentó en el pasado pero debemos dejarlo atrás. Y diría que resultó ser una gran pregunta, y responderla no es una tarea fácil.

Yo diría que los cazadores-recolectores no sufren las mismas inhibiciones o estos mismos tipos de fijaciones que la mayoría de las sociedades de cazadores-recolectores – cuando ves sus historias que escribimos, sobre los encuentros de colonizadores y grupos de cazadores-recolectores en todo el mundo, o lo que podemos ver hoy en día en personas que viven fuera de la acumulación de sociedades civilizadas. Y son simplemente patrones distintos entre agricultores y cazadores-recolectores en la crianza de los niños y lo que asumimos para socializar.

En términos de socializar para las personas cazadoras-recolectoras, las tareas ecológicas de los miembros del grupo serían actuar con autonomía. Cuando sales a cazar debes tomar decisiones al momento y por cuenta propia. Debes responder espontánea y orgánicamente a una situación en desarrollo que ocurre con “los otros”, los otros animales, etc. Cuando trabajas en un grupo de cultivo, de agricultores, hay tiempos definidos para hacer las cosas y patrones de comportamiento grupal que deben ocurrir, la socialización comienza a entrenar a las personas hacia la obediencia. Y esta no es mi teoría. Esta es mi aplicación de esa consciencia aplicada a la noción del estrés traumático. Pero esa delimitación: los cazadores-recolectores socializan a sus hijos para que sean autónomos, a diferencia de los agricultores y las personas sedentarias que los socializan hacia la obediencia. Es información estándar en la bibliografía etnográfica. La consecuencia de ello es muy profunda.

Una de las principales cosas sobre la resolución del estrés traumático en el sistema nervioso es la libertad de comportamiento para que el cuerpo se sienta como un ser inestable. Y no es necesariamente fácil para el cuerpo dejarse sentir como un ser inestable, pero hay una secuencia que lleva a esa sensación de inestabilidad en la parte trasera de una disrupción. Supongamos que tenemos un altercado, casi tenemos un accidente de tránsito, un problema con alguien, y luego nos sentimos con un poco de náuseas, un poco agitados y un poco – o quizás muy – molestos. Existe un proceso corporal en donde, si se permite que ese estado ocurra dentro de un contexto con suficiente seguridad, el sistema nervioso tomará ciertas señales de que debe comenzar a calmarse. Mientras que, si esto se reprime, se frustra o se impide que ocurra, o si tomamos un trago de alcohol para suprimir la incomodidad causada por ello, el proceso de finalización de ese ciclo de desactivación quedará inhibido y no se podrá cerrar. Por supuesto esto frustra al sistema nervioso y permanece en él.

Entonces, volviendo a tu pregunta original, “¿Qué está pasando?”. Odio decirlo pero todos nosotros – muchos de nosotros– tenemos encima un proceso de 10.000 años de antigüedad de decirnos entre nosotros qué hacer, cuándo sentir y cuando no sentir, cómo comportarse y cuándo moverse o cuándo no moverse. Y nuestros antepasados, nuestros ancestros, no tenían eso. Eran mucho más permisivos con respecto lo que otro sentía y sus señales de seguridad fueron mucho más concisas para su entorno particular. Pequeños grupos de personas que se conocían desde toda la vida e iban a ser todas las personas que iban a conocer, todos (más o menos) siendo parte de una misma banda viviendo juntos. Existe una señal de seguridad allí que – dentro de los límites permisibles de dejar a sus organismos, sus cuerpos, sentirse ellos mismos sin inhibición– tiene mucha más probabilidad de dejar que la respuesta al estrés se mueva.

Hay una segunda cosa que debo decir: a medida que los seres humanos se agrupaban en grupos más grandes, lo cual no ocurrió hasta la aparición de la agricultura y la acumulación de alimentos, que ocurrió en pocos lugares del mundo antes de la agricultura – el Mar de los Salish en el noroeste del Pacífico siendo uno de ellos, y la costa de Perú siendo otro, las montañas Ural, donde podían congelar los alimentos en las montañas – estos tres lugares, luego de que comenzó a desarrollarse la agricultura, permitieron la acumulación de alimentos que a su vez permitió el crecimiento a grupos más grandes de personas. Y cuando los grupos son más grandes, terminamos con todo tipo de propiedades emergentes entre nosotros que no existían antes. Una de ellas es la reciprocidad y el seguimiento a la reciprocidad grupal.

En grupos más pequeños no podemos hacer un seguimiento de quién es bueno con otros y quién no lo es. Y podemos avergonzar a cualquiera que no ayude. Y es mucho más fácil ser recíproco. Cuando nos involucramos en grupos más grandes, comenzamos a tener reglas. Comenzamos a establecer regulaciones para mantener la paz social y la cohesión social. Y a medida que nuestro grupo crece, comenzamos a tener problemas a una mayor escala. Comenzamos a tener hambrunas a gran escala. Comenzamos a tener guerras a gran escala. Comenzamos a tener asedios donde rodeamos pueblos y mantenemos a todos dentro muriendo de hambre hasta que se someten a la amenaza. Estos eventos mayores comienzan a ocurrir luego de la aparición de la agricultura. Y es así como más personas comienzan a sentirse amenazadas al mismo tiempo, haciendo más difícil la aparición de las señales de seguridad en las personas dentro de nuestro grupo que se sienten amenazadas.

Ryan: Y se hace más necesario introducir algunas de estas estructuras que llaman a ese lado más obediente de nosotros.

Twig: Exactamente. Para mantener la paz social en un grupo de cientos, de miles, de decenas de miles, terminamos con reglas y regulaciones que si todos las seguimos al pie de la letra, quizás sería razonable entre nosotros. Quizás a nivel del sistema nervioso siga siendo perjudicial. Pero tan pronto como exista fricción allí, vemos que ahora serán necesarios árbitros y todo tipo de reglas para poner las cosas en orden nuevamente.

Ryan: Ciertamente, ¿y esto nos lleva a lo que llamamos trauma o estrés traumático, porque desarrollamos estos hábitos de inhibición o represión en formas en las que el organismo no está realmente destinado a responder ante factores estresantes?

Twig: Se trata de una dinámica realmente interesante. Y alguien escuchando podría oír, “Oh, ahora simplemente debería permitirme sentir lo que sea que esté sintiendo.” Y parte del reto de esto es darse cuenta que el sistema nervioso, particularmente la sección del sistema nervioso de la que estamos hablando aquí, que es el sistema nervioso autónomo, la parte de nuestro cuerpo, la parte de nuestro ser que controla las funciones autónomas involuntarias, funciones automáticas – como nuestra frecuencia cardíaca, nuestra frecuencia respiratoria, la tensión en nuestros músculos cuando no estamos haciendo activamente una actividad, la piel, como nuestra conectividad, como el sudor – cosas de naturaleza involuntaria sobre la que no tenemos control pero el cuerpo las hace por nosotros. Ese sistema es responsable de nuestra respuesta al estrés o nuestra respuesta a amenazas. Y su aprendizaje – o condicionamiento – ocurre desde antes del nacimiento, y ciertamente se aprende después del nacimiento: ¿cuál es el impacto de estar estimulado? ¿Cuál es el impacto de quedarse varado? ¿Cuál es el impacto de estar en peligro? Y las personas cazadoras-recolectoras tienen un patrón muy peculiar para atender a sus hijos, en los cuales se aplacan esas situaciones de respuesta al estrés. No es que los niños nunca estén estresados o que nunca se encuentren en peligro. Se trata de sus cuidadores – los niños en esas culturas con frecuencia son cargados “en los brazos”. Lo que conocemos según Jean Liedloff como la fase “en brazos”. Y esa lectura tan agradable es parte del libro llamado El concepto del Continuum. La fase “en brazos” se ve en todo el mundo como cargar a los bebés, y cuando los bebés se despiertan, hay un cuidador muy cerca que sostiene al infante y es capaz de calmarlo al atender a sus necesidades.

Así que el patrón de la respuesta al estrés estando estimulado y luego calmándose se vuelve inherente a cómo funciona el sistema nervioso de ese individuo. Las personas agrícolas tienen mucha más dificultad con esto. Normalmente tienen a sus bebés y niños separados o durmiendo. No son cargados “en brazos”. Con frecuencia – particularmente hoy en día, al menos – son invitados a llorar hasta dormir, por ejemplo, lo cual esencialmente es condicionar el sistema nervioso a no calmarse después de estimularse, sino a estimularse, estimularse, estimularse. El cuerpo se estimula tanto que colapsa. Y estos son dos patrones de entrenamiento del sistema nervioso muy distintos para manejar la respuesta al estrés.

Uno: manejarlo, responder a ello. Lloro, mi cuidador responde, mis necesidades están cubiertas. Me calmo. Eso dirige a mi sistema nervioso a una noción de que mi comportamiento puede trabajar por mí para regresarme a la calma… en comparación con el condicionamiento por estímulos excesivos o la falta de consolación y no satisfacer las necesidades: el estímulo aumenta hasta que el sistema nervioso lo apaga al llevarnos a un estado de desconexión inmovilizada. Y eso ha tenido consecuencias persistentes a lo largo de la historia, particularmente para muchos de nosotros en el mundo moderno.

A veces no solo se trata de Experiencia Somática, sino condiciones similares, particularmente la Teoría Polivagal, que influye ampliamente la Experiencia Somática, y ayuda a establecer la dinámica del sistema nervioso autónomo del cuerpo. En los últimos veinte años hemos tratado de concéntranos en esto, en aclarar que el colapso hasta dormir no es una señal de calma, sino que es una señal de una desregulación inminente.

Ryan: Exacto. Vaya, hay mucha información aquí. Creo que sería importante para nuestros oyentes si pudiéramos dividir un poco más el sistema nervioso autónomo, quizás hablar sobre algunas de las ramas separadas y sobre cómo la Teoría Polivagal, como ya dijiste, pudo haber contribuido con nuestro entendimiento del sistema nervioso autónomo, particularmente del parasimpático.

Twig: Eso es muy importante. Y es algo bueno. Estamos en un momento de la historia donde podemos saber cosas sobre lo que ocurre dentro de nuestro organismo a las que nuestros ancestros, sean recientes o antepasados lejanos, no tenían acceso. En algún momento del pasado no era necesario tener acceso a esta información porque nuestros patrones sociales y nuestros patrones de estilo de vida reforzaban patrones más sanos que promovían la auto-organización de este sistema. Y era mucho más inconsciente e involuntario, de la misma forma en que es involuntario para un venado en el campo, un impala en el campo y osos en el campo. Sus sistemas nerviosos funcionan de la misma manera. Ahora, al menos en mi opinión, es muy importante que todos entendamos que existen cosas que ocurren dentro de nosotros, y que hay delimitaciones sobre cómo funciona nuestro cuerpo por dentro que afectan fundamentalmente nuestro comportamiento. Y que nuestro comportamiento no es solo algo que hacemos, es algo que está altamente influenciado por cómo nuestro sistema nervioso percibe nuestro estado particular en este momento y cómo se ha condicionado para trabajar en el pasado con base en nuestras experiencias previas.

Así que parte de esa delimitación puede hacerse diciendo que hay partes de nuestro cuerpo que no dirigimos o controlamos conscientemente pero que funcionan a nuestro favor. Y han estado trabajando desde antes que naciéramos, y cuando nacimos, y cuando dormimos, y van a seguir trabajando hasta que muramos. Y controlan todas las funciones involuntarias de nuestro cuerpo – frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, etc. Así que quien controla distintos órganos y elementos del comportamiento de los órganos, como ocurre con la frecuencia cardíaca por ejemplo, es el sistema nervioso autónomo. Y el sistema nervioso autónomo – podríamos traducir eso en nuestra vida diaria como el sistema nervioso automático – controla si las cosas se encienden o no, o si las cosas se apagan o no, de forma que nuestra frecuencia cardíaca aumente para que podamos movernos o para que la sangre fluya más rápido. Y hay elementos como las vitaminas y los minerales, jugos de todo tipo y cosas que se mueven por nuestra sangre para alimentar nuestros músculos y tejidos, así como cosas que las eliminan, como el excremento. Los productos usados por el metabolismo de nuestro cuerpo siendo sacados de nuestro sistema – y esta relación recíproca de mover las cosas fuera del cuerpo y tomar cosas de vuelta y eliminarlas del cuerpo – son centrales a cómo nos movilizamos y cómo terminamos descansando y recuperándonos. Así que, partes de nosotros nos encienden y otras partes nos apagan. O mejor dicho, todo nuestro cuerpo se encenderá o se apagará dependiendo de la instrucción que reciba con base en nuestro sistema nervioso autónomo.

Y luego podemos adentrarnos a una delimitación más: existen, en el sistema nervioso autónomo que enciende o apaga las cosas, distinciones de partes de nuestro cuerpo que son enervadas o reciben órdenes de encenderse o apagarse de acuerdo a distintas partes del sistema nervioso.

Esto nos lleva un poco al mapeo: como mamíferos, y sabemos esto elegantemente gracias a la Teoría Polivagal de Stephen Porges… sabemos que los mamíferos tienen una rama particular – viarias ramas distintivas delimitadas de este sistema. Y voy a nombrarlas de una manera ligeramente distinta a las que nos han enseñado en la escuela. Una de estas ramas es responsable de nuestra digestión y eliminación, en términos de todo lo que tiene que ver con nuestro estómago. Una de estas ramas se encarga de todo lo relacionado al movimiento y nuestra capacidad de desplazarnos por el mundo. Y eso afecta principalmente nuestros brazos y piernas – músculos de movimiento y movilización. Luego hay otra parte de nuestro cuerpo que controla nuestra expresividad e interacción con el mundo y con los demás en el mundo social. Y consideramos el sistema de interacción social –el que tiene que ver con nuestra cara, la boca, la cabeza y el cuello.

Estos tres tienen una relación con tus elementos viscerales en términos de frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, tensión intestinal y procesos afines. Pero cada uno de esos tres subsistemas distintos tiene partes directas de nuestro cuerpo bajo su control y la ayudan o la complican – de una manera u otra. Estas partes distintas de nuestro cuerpo funcionan de manera distinta dependiendo de cuán seguros o en peligro consideremos estar en un momento determinado.

Si nuestro sistema nervioso nos considera seguros, por ejemplo que el entorno y nuestro estado interno se sienten muy seguro, tendremos libertad de movimiento en nuestra cabeza, cuello y rostro. Tendremos expresión libre en nuestra cara. Nuestra voz funcionará bien. Podremos hablar. Podremos hacernos señales los unos a los otros con la emoción en nuestro rostro. Podremos girar la cabeza con facilidad. Sin embargo, si comenzamos a sentirnos amenazados, nuestra cara se desplazará a gestos más estereotípicos que expresan comportamientos de lucha o escape, como el miedo en el rostro, o la ira. Y a medida que aparece la respuesta al miedo, a medida que comenzamos a sentir más miedo y nuestra cara comienza a ceñirse en su comportamiento libre, sentiremos más energía, esfuerzo o preparación en nuestros brazos y piernas a medida que – y mencionaré que la rama simpática del sistema nervioso autónomo – asume el control y nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir. En ese momento, nuestra frecuencia cardíaca aumentará. Nuestra respiración estará lista para respirar más para comportamientos de lucha o escape. Y luego si tuviéramos que, digamos, correr por nuestra vida o luchar por nuestra vida, o sentir que estamos en una situación en la que debíamos estar pero no podemos escapar, y el evento deja de ser peligroso y se convierte de cierta forma en letal, o nuestro sistema nervioso percibe una amenaza de muerte, la tercera parte del sistema nervioso autónomo tomará el control.

En la vida normal es responsable de la digestión y la eliminación. Controla nuestro estómago y órganos asociados. Pero en una amenaza de muerte, esta rama del sistema nervioso autónomo, técnicamente llamado el sistema vagal dorsal – es una rama del sistema parasimpático – apagará el cuerpo y colapsaremos, nos disociaremos, nos congelaremos y quedaremos inmóviles. La zarigüeya es conocida por hacer esto ante una amenaza. La zarigüeya se hace la muerta. Y si alguien me apuntara un arma, no me daría media vuelta y correría, ni avanzaría contra esa persona y lucharía. Me detendría. Y me congelaría y quedaría inmóvil, y eso estaría dirigido por este sistema diciendo “no te muevas”. Esencialmente ese es el sistema que toma el control cuando el bebé está llorando, llora y llora y luego se duerme. No es un sueño exactamente en el sentido de permitirse dormir, sino más bien en sentido de apagarse.

Esos tres subsistemas tienen partes directas de nuestro cuerpo bajo su control y funcionan de manera distinta con base en el grado de amenaza que percibamos. Si nos sentimos bastante seguros, el estómago andará bien, el rostro se moverá bien, las manos, los brazos y las piernas podrán moverse de forma coordinada. A medida que nos tensamos o nos sentimos en mayor peligro, el estómago dejará de trabajar normalmente, el rostro dejará de funcionar completamente, los brazos y las piernas se cargarán para la acción, auto-preservación. Si la amenaza es muy grande, esa auto-preservación – el cuerpo se sentirá debilitado – pasará y nos sentiremos más bien como desmayados y a punto de colapsar. Y solo como un dato curioso, el proceso funciona también en reversa. Cuando nos volvemos a sentir seguros, el movimiento será en sentido contrario. Si me sentía apagado y ya no me siento en peligro, pasaré a un comportamiento de lucha o escape. Y si me siento más seguro todavía y no será necesario luchar o huir, volveré a la interacción pro-social en la que mi rostro, cabeza y cuello podrá moverse con más libertas, incluso mi sistema digestivo se moverá más libremente.

Ryan: Así que estás describiendo una secuencia biológica muy predecible que, una vez que hayamos internalizado un poco más este mapa, puede orientarnos hacia los factores que nos ayudan a entrar y salir de estos estados.

Twig: Absolutamente. Y cuándo no tomar una decisión. Y cuando respetar que alguien más no debería ser presionado para tomar una decisión. Y, por supuesto, la pierna de esta persona tiembla hacia arriba y hacia abajo y mira fervientemente todas las salidas, las ventanas y la puerta, su sistema nervioso está expresando comportamientos de tipo luchar/escapar. Y su pensamiento estará opacado por la sensación de peligro en el sistema nervioso que no le permitirá pensar libremente y no le permitirá establecer una interacción pro-social; es algo que no necesariamente debería pedirse en ese momento. También iría en dirección contraria con alguien – o un poco más lejos en la misma secuencia – que esté congelado, inmovilizado, que no haga contacto visual, que solo pueda mirar el piso, que se sienta pesado, a punto de desmayarse, incapaz de hacer las cosas; pues bendito sea, su sistema nervioso está expresando ya una sensación de agobio. Ya está desconectándose del mundo. Por eso es que tener este mapa realmente nos ayuda a darnos cuenta de qué esperar de nosotros mismos y qué podemos pedirle a otros mientras que estos estados son dominantes o están ocurriendo.

Ryan: Cierto. Y esta secuencia – esta es la de Stephen Porges y las contribuciones de la Teoría Polivagal – está directamente conectada a cómo estas estructuras evolucionaron con nosotros. Por lo tanto existe una jerarquía que él describe y que fue producto de dicha historia.

Twig: Exactamente. De forma similar a las reglas de la gravedad, en el sentido de que alguien vino y notó que cuando lanzas algo en el aire, cae a la tierra. Ya todo el mundo levantaba rocas y las lanzaban y no esperaban que se quedaran en el aire. Ya sabían que iban a caer al suelo. Pero un par de sujetos, uno particularmente al principio – Newton entra en escena y dice, “¡Oye, mira! Hay una cosa, la gravedad, que es la causante de esto.” Por millones de años, de los cuales decenas de miles son como humanos modernos, nos hemos movido a través, o hemos dejado de movernos debido a estos ciclos de respuesta al estrés. Y tienen un patrón. El sistema se estimula y pasa por luchar o escapar. Si el peligro es más fuerte que eso, requiere una congelación e inmovilización. Si el peligro pasa y no morí, saldré del estado de congelación al de lucha y escape. Si puede volver a una condición lo suficientemente segura, saldré de luchar y escapar y pasaré a interacción social, un estado del sistema nervioso más calmado donde mi rostro, mi cabeza y mi cuello podrán funcionar y podré relacionarme espontáneamente con otras personas. Y ese patrón se puede describir ahora, y lo hacemos, y tenemos un lenguaje para hacerlo, pero se basa en patrones biológicos que evolucionaron en los últimos más de 300 millones de años.

Ryan: Así que imagino que algunas personas se estarán preguntando – estamos hablando de animales salvajes. Estamos hablando de la respuesta a amenazas. Estamos hablando de períodos de la historia que no se asemejan mucho a las circunstancias que estamos hoy. Qué podría esperar alguien en un ambiente de oficinas, por ejemplo, solo sentándose en un sofá frente a un terapista de Experiencia Somática en términos de realmente poder trabajar con algunas de estas respuestas a amenazas, de poder sanar esos sentimientos de desconexión o disociación. ¿Cómo podemos sentarnos uno frente al otro y trabajar a ese nivel?

Twig: ¡Eso es maravilloso! Porque en realidad es la verdad. Es algo así como, “Wow, quizás no tenga sentido o estamos perdidos. Todo es tan errático que no puede hacerse nada al respecto o estoy hecho un desastre.” Así es como me sentí. Fui obligado a ir a terapia por mi esposa en ese momento y solo fui cuando me abandonó. Porque cuando fui sentía “esto no me va a ayudar, solo estoy aquí porque ella me obligó a venir.” Y para ella, y es algo que debo decir que entiendo, era como “Ok, ya estoy harta de ti.” Porque ella ya no era responsable de ser mi terapista o de soportar mi angustia. Y a su partida, volví al consultorio de mi terapista y le dije “Ok, ¿qué puedes hacer por mí? Porque necesito eso ahora y reconozco que no puedo hacerlo solo.” Y no sabía cuál era la perspectiva. Pensé que quizás sería algo como el psicoanálisis, donde hablaría de mis problemas, que estaban bastantes disociados de mí en lo personal. Y no lo sé, supongo que en realidad no pensé que sería posible cambiar.

Creo que es una de las cosas más remarcables sobre lo que encontró Peter Levine y lo que ha ofrecido la Experiencia Somática. Otras modalidades se afianzan en algunas de estas cosas por distintas razones. Pero la Experiencia Somática ha hecho algo muy importante al reconocer: ¿cuáles son las pistas del cuerpo? ¿Cuáles son las señales del cuerpo que sugieren que el sistema nervioso está trabajando más en el patrón que nuestra biología ha organizado para nosotros en los últimos millones de años? Y, ¿cuáles son los signos y señales de que el cuerpo está reforzando una señal desregulada o discordante? Y parte del problema de sentirse atrapado por estas señales del sistema nervioso de desregulación es que son incómodas y, por consiguiente, son atractivas. Existe esta dinámica en el mundo vivo, donde si hay una señal de peligro en el ambiente, como un sonido, vamos a detener lo que estamos haciendo, pararemos involuntariamente lo que hacemos y miraremos en la dirección del peligro, ese peligro potencial. Y eso es importante. Si ese sonido era peligroso para nosotros y lo ignoramos, podría lastimarnos.

¿Así que los mamíferos – los animales en general, particularmente los mamíferos – tienen este patrón de novedad? ¡Oriéntate hacia él! Asegúrate que esto no es una amenaza que acabará contigo. El peligro es inherentemente atractivo. Y una de las consecuencias de tener esta desregulación en el sistema nervioso es que el cuerpo siente tensión adicional de, digamos, estar en una respuesta incompleta de escape donde el cuerpo siente la ira y las ganas de luchar, y que se ha convertido ahora en una señal persistente de eventos pasados que no se resolvieron – eso es atractivo para nosotros. Así que sentimos la sensación de molestia y le prestamos atención, y terminamos reforzándola, se convierte en un punto de disgusto. Y lo hacemos con aflicciones y dolores corporales y todo tipo de cosas. La Experiencia Somática toma todo esto en cuenta.

Reconocemos que las personas que han sufrido trauma, que han pasado eventos difíciles y continúan con la experiencia de ello. Estamos atraídos naturalmente a estas señales de dolor y desregulación – pensamientos, recuerdos, memorias, entre otros. La Experiencia Somática reconoce esto y también mira en la manera de ayudar al sistema nervioso a reconocer señales de auto-regulación mayor, un mayor sentido de señales de seguridad y calma, señales de poder hacer algo como respuesta al deseo de luchar o huir o congelarse, que siempre estará disponible – están fuera del conocimiento común de la gente, pero pueden notarlo quienes practican la Experiencia Somática y ellos pueden hacerlo llegar a nuestra atención. Por ello, algo que quiero decir aquí es que al sentarse con un practicante de Experiencia Somática bien informado, esta persona podrá ayudar a reconocer cuáles partes de nuestro sistema nervioso intentan trabajar para nuestro beneficio y cuales partes reproducen o repiten la misma señal discordante o incómoda que, aunque puede ser atractiva, no es necesariamente útil para cultivar una señal de cambio.

Ryan: No es que no tengamos esa capacidad de hacer algo por cuenta propia cuando estamos entre sesiones o en nuestra vida diaria, pero tener a alguien capacitado para reconocer esas pistas es una parte realmente importante para construir la autoconsciencia alrededor de ello y volver a un estado más regulado.

Twig: Es muy importante tener a este observador externo de nuestro comportamiento para darnos cuenta de las cosas que no son atractivas para nosotros porque nos atraen las señales de peligro, nos atraen las cosas que nos molestan. Y me parece sorprendente, hay otras partes del cuerpo y otras partes del sistema nervioso que intentan activamente darnos un sentido de calma o un sentido de algo más. Y una orientación diestra que relacione todo eso puede ayudar al sistema nervioso a decir, “Oh, no es solo que estoy corriendo. Es también que hay esta otra cosa que también puede ocurrir. O que puedo correr y en la parte trasera de esa sensación de correr hay otro sentimiento.” Tener la atención adecuada sobre esos otros sentimientos puede ayudar al sistema nervioso a ayudar al cerebro y que éste diga, “Oh, increíble. Este pequeño bucle en el que he estado repitiendo esta señal de peligro no es la única opción.”

Yo diría que hay otro elemento principal aquí, el hecho de que somos una especie social. Ahora vivimos en una cultura individualista en los Estados Unidos, pero somos una especie social en el sentido más fundamental de la palabra. Nuestras señales de seguridad del sistema nervioso han sido arregladas, codificadas e informadas por una pequeña banda viviendo en un grupo social como otros primates lo hacen. Al igual que otros primates – chimpancés, orangutanes, monos Rhesus y otros – siempre hemos vivido, prehistóricamente hablando, en pequeñas bandas de miembros de nuestro grupo. Y es dentro del contexto de miembros de nuestro grupo que tomamos las pistas de seguridad de los sistemas nerviosos de otros miembros. De forma que si siento la tensión de la respuesta de pelear y escapar dentro de mi propio organismo y si es algo que llama mi atención pero alguien más a mí alrededor no expresa esa misma respuesta de pelear o huir, su sistema nervioso es capaz de enviar una señal al mío planteando que no está en el mismo peligro en el que yo me siento. Si los otros lo estuvieran, tendrían la respuesta de pelear y escapar en sus voces y en sus rostros. Y deberíamos estar luchando o huyendo juntos. En su lugar, esto es solo que estoy molesto y el grupo a mi alrededor sostienen las señales de seguridad en sus rostros, en sus voces, en sus lenguajes corporales, lo que da el mensaje a mi sistema nervioso diciendo que no estoy en peligro.

Y eso es algo difícil de conseguir por cuenta propia. Hay pequeños trucos para hacerlo, pero – yo lo hice y puedo decirlo por experiencia propia – es un error en el mundo moderno. Todo el mundo quiere hacerlo por sí mismo, conseguir el libro y esconderse en sus habitaciones para cursarse del trauma. Yo solo me apoyaría en – como un miembro de una especie social donde nuestras señales de seguridad se originan de las pistas de otros – el valor de estar en una habitación o caminando con una persona o un grupo de personas que envían señales distintas al peligro que sentimos, que es casi un prerrequisito, prácticamente una condición necesaria. Definitivamente es una condición útil al inicio, tras haber pasado un tiempo – años, quizás – atraídos a nuestras propias angustias. A pasar luego a “Me atrae mi propia angustia y ahora voy a descifrar cómo calmar mi sistema por mí mismo.” Es muy poco probable y un reto muy grande hacerlo. Mientras que si alguien más nos brinda esa orientación sobre a qué prestarle atención, así como nos da señales de suficiente seguridad en ellos mismos – una combinación muy potente para decir “Mira, tu biología simplemente está esperando esas señales. Y cuando las tengas, vas a comenzar a sentirte mejor.”

Ryan: Bien. No es solo el practicante diciendo, notando ese lugar en tu cuerpo donde sientes cierta comodidad o calma; también es esa persona transmitiendo su propio sentido de comodidad, su propio sentido de calma, su propia percepción de seguridad.

Twig: Exactamente. Sí, precisamente eso. Sí. Esa transmisión pasa en el encuentro de una forma que, por cuenta propia, si no la conseguimos, el sistema nervoso estará diciendo, “Está bien, pero lo único que noto es la cosa que es incómoda dentro.”

Ryan: Cierto. Quizás ya abordamos esto en esta última hora, pero si pudiésemos afianzarlo un poquito más: ¿por qué el enfoque en el cuerpo? ¿Por qué es una intervención somática? Por supuesto, porque trabajamos directamente con el sistema nervioso pero, ¿qué tiene de especial alguien que haya tenido dificultades con una experiencia traumática y que pueda entablar una relación con su sensación sentida y sus sensaciones físicas, en contraste con otras formas de trabajarlo?

Twig: Sí. Y también es importante porque reconocemos que, cuando estamos en una situación peligrosa y nuestro cuerpo se somete a esas respuestas de pelear, escapar y congelarse, terminamos con sensaciones discretas de incomodidad, como una presión en el pecho a medida que los músculos – y una frecuencia cardíaca acelerada – se tensan y el cuerpo se prepara para huir o luchar, y hay una sensación de ira y agresión relacionada con las emociones que van de la mano y alimentan la respuesta de lucha, o una sensación de miedo que va conjuntamente con la alimentación de la respuesta de escape. Y pedirle a una persona que sienta su cuerpo cuando lo que va a sentir son señales y estados de sensaciones asociadas con dichas experiencias peligrosas, no es algo apropiado y no es lo que hacemos. No solo le pedimos a la gente “Siente tu cuerpo y lo que sea que sientas es el problema.” Lo que apreciamos es que algunas de estas señales refuerzan la sensación de que me siento en peligro, lo cual reforzaría la sensación de que necesito salir de allí. Necesito huir o necesito luchar con eso. Necesito parar esto, o lo que sea.

Una cosa que hace la Experiencia Somática es buscar cómo atender esas señales sensoriales – está es una frase elegante, pero – señales sensomotoras, la sensación y la acción motora del cuerpo, que dirigen y cultivan tales impresiones dentro. Buscamos una forma de contactarlas de alguna manera que nos haga sentir seguros y que no sea tan amenazante – típicamente expresado con un término llamado titulación – lo que quiere decir que estamos entrenados para hacer una pequeña cantidad de esto, una cantidad adecuada de este contacto con tales sentimientos en un momento dado, de forma que no sea demasiado amenazante, no refuerce ni vuelva a traumatizar a la persona. Ese es un aspecto de nuestra metodología.

Y la segunda cosa de por qué atendemos la experiencia de la sensación sentida, en términos de sensación, es que para comunicarnos con el sistema nervioso autónomo tenemos una alta capacidad para notar y prestar atención a la experiencia sentida del cuerpo a través del lente o el canal de la sensación, en comparación con hablar sobre una sensación o un estado de sentimiento, o de un evento a través de la capacidad cognitiva, que es una parte distinta del cerebro. Así pues, para que yo haga esta comunicación verbalmente y que tu reconozcas lo que estoy diciendo, lo analices y lo pongas en todas tus distintas categorías de entendimiento y todo, estamos usando el neocórtex mientras ejecutamos este complejo proceso de pensamiento y comunicación.

Pero cuando hablamos de respuestas de supervivencia, hablamos de patrones del cuerpo mamífero que preceden – por milenos – el neocórtex, donde los animales de este planeta, animales que se parecen mucho a los que conocemos y/o a sus antecesores con piernas ligeramente más grandes o cuerpos ligeramente más grandes o más chicos, o lo que sea, el patrón del sistema nervioso data de al menos sesenta millones de años para los mamíferos, y el asunto del neocórtex tiene apenas, como mínimo, 50.000 años de antigüedad en la forma como lo pensamos, 100.000 años como máximo, así que se trata de un sistema más nuevo que nos permite pensar de la forma en que lo hacemos. Y el sistema más antiguo es el adecuado para sentir como respuesta a estas reacciones de supervivencia que nuestra biología, nuestra evolución nos ha otorgado.

Así que Peter Levine con frecuencia dice, y de hecho lo hace en “Despertando al tigre”, que la sensación es el idioma del cerebro reptil o la sensación es el canal de comunicación mediante el cual el sistema nervioso autónomo reconoce sus pistas sensomotoras. Sus patrones de tensión, su ritmo de la frecuencia cardíaca o ritmo de respiración, la tensión en el cuerpo – todo eso es reconocido por el cerebro mediante sensaciones. Existe pues un gran motivo por el cual debemos usar el canal de la sensación.

Ryan: No podríamos tocar algunos de esos patrones solo percibiendo algunas de las emociones que aparecen en la sala, o de nuestros pensamientos.

Twig: Y en ese mismo grado, todo aquello sería valioso, todo aquello sería parte del proceso de integración. A nivel básico – mi sistema nervioso siente que estoy listo para saltar de mi piel y salir corriendo de esta sala – mientras que existe un pensamiento asociado a ello, mientras que de hecho hay una emoción importante relacionada a ello, las pistas sensomotoras de – la sensación de que mi cuerpo tiene este impulso para moverse de esta sala – son más que un tallo encefálico – es curioso que la llamamos una función del cerebro inferior, porque literalmente está trabajando para nuestro beneficio todo el tiempo y es central para nuestra supervivencia y sensación de bienestar en el mundo, para poder escapar de algo que podría ser peligroso. Aun así, es un sistema antiguo, es un sistema más matizado o acallado y no habla en el mismo idioma. Habla en el idioma del cuerpo.

Ryan: Claro. Y quería añadir, aprecio la aclaración acerca de la importancia de la titulación. Creo que lo último que querría hacer cualquiera que esté traumatizado o que se sienta completamente afligido dentro de su cuerpo al momento de sentarse con alguien es decir: “siente eso, siente eso más, pasa un poco más de tiempo allí.” Y es verdaderamente importante mencionar eso en el contexto de la Experiencia Somática, que existe esta apreciación de hacer eso en piezas de tamaño bocado y dentro del contexto de la seguridad y el confort. Además, pasar tiempo construyendo un sentido de recurso que sea “Ok, cuando encuentre eso, tengo lugares a donde puedo ir, algunos recursos que puedo tomar. Un poco más de confianza de que puedo atravesar eso.”

Twig: Acabas de nombrar un punto clave, volverse consciente o estar al tanto de que contactar a mi cuerpo no implicará que también sentiré todo lo que he sentido y que siempre consideré que no quería volver a sentir. Esto puede requerir un poco de experticia de parte de la relación entre el practicante y el cliente para intentar encontrar un punto funcional donde “vamos a contactar algunos de estos sentimientos, pero claramente no todos y no al mismo tiempo”, e incluso vamos a estar en una relación con eso que contactamos en una forma muy reducida para que comencemos a apreciar que está bien contactarlo una y otra vez en pequeñas porciones que nos permitirán procesar aquello que resultaría abrumador todo a la vez. Podemos procesarlo con el tiempo, a diferencia de sentirse amenazado por eso al intentar prestarle atención de una sola vez.

Y a medida que somos más conscientes – pienso claramente sobre un ataque de ansiedad o la sensación de una ansiedad inminente que solo seguirá y seguirá – una de las reflexiones principales de ello es que una vez que comienza, se siente como que nunca se va a apagar. Y eso es verdaderamente difícil porque es algo como “Ahora estoy en guardia para asegurarme que no comenzará porque si lo hace, siento que no se apagará. Y si empieza ahora, entraré en verdadero pánico porque he visto antes que no se siente como si se fuese a apagar.”

Uno de los trucos de la Experiencia Somática es entrar en una relación con ese sentimiento a un nivel lo suficientemente bajo donde se pueda reconocer parte del mismo comenzando, pero luego ayudamos a que el cuerpo más o menos comience a notar que no sigue levantándose y quedándose en donde podemos comenzar a sentir un poco de ello, quizás en las concentraciones más bajas; incluso si comienza, no quiere decir que va a encenderse y quedarse activa. Y manipular esa consciencia de “encender quiere decir que se quedará encendida” no es la única opción, pero “a veces puede encender un poquito y luego puedo salir”. Eso comienza a liberar el sentimiento de “Solo estoy atrapado por esto todo el tiempo.” Y eso puede crecer más adelante hasta convertirse en algo como “Wow, viene y realmente no se queda. Viene y cambia de alguna manera.” Y eso es un poco por debajo del camino, pero es hacia donde nos dirigimos.

Ryan: Le da a la persona la sensación de tener más flexibilidad en vez de tener que quedarse estancado en el camino o en la salida.

Twig: Así es. Apenas comenzamos a encontrar – incluso si es una parte diminuta en el rango entre encendido y apagado – ese rango de variación y variabilidad que luego nos permite hablar con el sistema nervioso y decir “buscamos nuevamente tu adaptabilidad, en vez de la predisposición que indica que cuando se enciende debe quedar encendido. En lugar de ello, se adapta. Se enciende y se apaga, o se enciende más y luego se apaga, etc.”

Ryan: Bien Twig, ya casi se nos acaba el tiempo. Solo rozamos la superficie y es tentador continuar por unas horas más, pero comencemos a cerrar el tema. ¿Hay algo más que quieras añadir a lo que has compartido con nosotros hasta ahora?

Twig: Creo que sí. Porque hicimos algo en lo que no siempre me adentro actualmente: hablar de mi historia personal. Y luego pasamos a hablar sobre las perspectivas de la Experiencia Somática y por qué es así y de donde viene, o al menos una muestra de eso. Entonces, hablando de mí mismo, luego de quizás dieciséis o diecisiete años – creo que han sido unos diecisiete años desde aquella vez que dije “Oh, wow. Supongo que seguiré y haré otras cosas en el mundo sin enfocarme todo el día en esto.” Y al pasar cinco años dije, “Oh wow. Todavía puedo quedarme estancado en las cosas cuando ocurren, pero incluso cuando eso pasa tengo muchas herramientas y experiencia de mis propios estados emocionales cambiando.” Que incluso cuando algo verdaderamente ocurre ahora, y de hecho pasa, mi posición es “wow, voy a superar este sentimiento. Puedo estar en el medio del terror, por así decirlo, pero sé que allí no será donde todo acabe para mí.”

Yo nunca creí que eso sería posible. Es lo que quería comentar. Que cuando mi expareja me dijo que fuese a terapia, cuando esencialmente tenía una red social rota, con prácticamente nadie que pudiese llamar para que hiciera un espacio para mí, porque todo el mundo estaba cansado de mi incomodidad de estar con ellos – de verdad me sentí solo. No creo que haya llegado a alienarme. No creo haberme sentido jamás como que no pertenecía aquí. Me sentía engañado por el mundo. Me sentía engañado por la historia. Estaba consciente de que mis ancestros no se sintieron así y que estaba siendo empujado contra las rocas. Estaba molesto, peligrosamente molesto. Era un peligro para el mundo. Era un peligro para mí mismo. Y ya no me siento así, no solo porque conseguí la ayuda correcta – aunque eso ayudó realmente – sino porque había ayuda disponible para que yo la encontrara.

No fue que simplemente conseguí al terapista perfecto. Se trata de que había una justificación para lo que ocurría conmigo. Y cuando llegué a ello, pensé “wow, puedo apoyarme de distintas partes de esta información.” Leí libros, escuché historias, fui a clases, hice talleres, en cierto. Y hice mucha terapia, también es cierto. Pero no sabía antes que todo eso era posible, pero cuando descubrí que sí lo era dije “Ok, lo intentaré”. Y de verdad que importó. Para todos los que nos escuchan que piensan, “Está bien, pero no funcionará conmigo”. Les digo que sí, una parte funcionará porque eres mamífero, eres un homosapien y tu sistema nervioso crece dentro de esta sociedad, así que harás bien, al igual que yo lo hice y al igual que otros lo harán, al involucrarte en un entorno que envíe suficientes señales de seguridad que te ayuden a dirigir tu atención a los elementos de tu experiencia que no refuerzan las señales de peligro. No quiere decir que solo le prestarás atención a las cosas positivas, pero definitivamente no solo le prestarás atención a lo negativo. Con eso – y lo he visto en todo el mundo en mis viajes y aventuras con la gente – las personas de verdad se sienten diferentes, incluso en el contexto moderno, con todas esas señales de seguridad disponibles. Solo quiero que más personas logren eso. Así que, gracias Ryan.

Ryan: Me encantó lo que dijiste antes, cuando mencionaste que parece la ley de gravedad. Hay cosas que simplemente son innatas a nuestra biología y fisiología. Y si podemos aprender a ajustarlas de alguna forma, no solo nos ofrecerán un mayor significado en este viaje en el que estamos todos, sino que también puede ayudarnos a sentirnos mucho mejor.

Twig: Muchísimo mejor. Es muy enriquecedor. Vale la pena sentirse mejor. Seremos más útiles ayudando al mundo si nos sentimos mejor, no solo llenos de ira. Aunque hay muchos motivos para sentirse molesto, pero seremos de mayor ayuda si logramos calmarnos.

Ryan: Bien, sé que te lo he dicho fuera de cámara, pero lo repito: definitivamente eres un ejemplo de alguien que está haciendo eso. Estás contribuyendo mucho con el público en general en términos de su entendimiento del trauma y del estrés, y con los practicantes que intentan descifrar cómo ser mejores en ese rol de servicio a esas personas. Me alegra mucho que hayas podido lograr ese trabajo con éxito durante todos estos años y que estés brindado toda la inspiración que eres.

Twig: Gracias Ryan. No lo hubiese podido hacer sin otros compañeros también a la vanguardia. Así que aquí estamos, podríamos decir que estamos todos juntos para lograrlo.